Asociación Colombiana de Productores de Concreto – Asocreto.
Las nuevas y revolucionarias teorías arquitectónicas que desarrolló Le Corbusier se basaron precisamente en el concreto utilizado como material moldeable a la vista. Esto llevó a que su obra contribuyera a perderle el miedo a utilizar el concreto para esculturas, haciendo que los artistas vieran este material como idóneo para sus composiciones.
El concreto fue implementado en la mayoría de sus obras, que abarcan desde magistrales obras institucionales, urbanísticas y religiosas hasta pequeñas viviendas unifamiliares que marcaron hitos en la historia de la arquitectura. A continuación describimos algunas de ellas.
Villa Saboya
Ubicada en Poissy, en las afueras de París, Francia, la Villa Saboya es quizá una de las viviendas más famosas a nivel mundial. Construida en 1929, esta casa expresa el racionalismo en la arquitectura en concreto del siglo XX. Su estructura, basada en una malla octogonal de columnas de concreto distantes entre sí 4,75 m conforma una planta cuadrada de 23,5 m de lado, sobre la que se asienta la Villa. El concepto en el cual se basó esta estructura fue el paradigma de la vivienda como “machine à habiter” (máquina de habitar), la cual expresa a través del diseño, la forma para la función compuesta por los dormitorios, baños, cocina y comedor. La parte principal de la vivienda se encuentra ubicada en la primera planta, mientras que la planta baja está ocupada por el hall y dependencias para el servicio.
Esta villa cumple con los cinco puntos desarrollados por Le Corbusier para una nueva arquitectura. Estos consisten en que el edificio descanse sobre columnas en planta baja, dejando la superficie en su mayoría libre para permitir que el paisaje quede autónomo del edificio, una cubierta plana, sobre la que se sitúa un jardín, espacio interior libre, fachada libre de elementos estructurales y ventanas corridas en las fachadas para conseguir una buena iluminación natural en el interior.
La Villa Saboya es considerada como una de las más importantes muestras de la arquitectura internacional y de la nueva manera de construir edificios de viviendas del siglo XX. Hoy en día, Villa Saboya se encuentra restaurada como casa-museo y está protegida como monumento nacional francés.

Crédito: Flickr – bdeckmyn.
Capilla de Notre Dame du Haut
En 1950, Le Corbusier recibió el encargo de construir una nueva capilla que sustituyese al centro de peregrinaciones de Notre Dame du Haut, de Ronchamp, cerca de Belfort, en Francia, destruido durante la segunda guerra mundial.
Le Corbusier buscó crear, a través de su diseño, una propuesta alternativa a las capillas tradicionales donde el visitante tuviera siempre una percepción distinta del edificio desde cualquier ángulo que lo viera, manteniendo en cada uno de sus lados una propuesta alternativa en armonía con el resto de la obra y su entorno.
Uno de los puntos más peculiares y llamativos de la obra es el techo, ya que este crea el carácter escultórico de la obra a través de la maleabilidad y versatilidad del concreto para componer volúmenes orgánicos. Al interior de la obra, se crea un espacio místico y atractivo, en el cual la luz es protagonista. Además de esto, el concreto fue implementado en altares construidos con bloques de concreto pulido y prefabricados.
Desde su construcción, la Capilla de Notre Dame du Haut ha sido uno de los edificios más alabados del reconocido arquitecto ya que la forma exterior hace pensar más en una escultura moderna que en un templo. Esta es una de las mejores obras donde Le Corbusier exhibe la plasticidad del concreto y sus múltiples posibilidades expresivas.

Crédito: Flickr – Luke Stearns.
Parlamento de Chandigarh
Localizado en el extremo norte al pie de las colinas de los Himalayas, en India, se encuentra el parlamento de Chandigarh, el conjunto monumental más importante de esta ciudad y uno de los más interesantes ejemplos de la obra de Le Corbusier.
Esta obra consta de un bloque en forma de L que está enmarcado por una cubierta de concreto que se despliega en forma de arcos, haciendo alusión a las cubiertas de los havelis de la arquitectura mongol. Le Corbusier solía decir que el sol y la lluvia son componentes de la arquitectura, por ende proyectó en el espacio que se crea entre el doble techo una ventilación continua durante el verano y una protección permanente en la estación de lluvias.
Para este proyecto, Le Corbusier apostó también por la implementación del concreto para realizar una de sus obras más icónicas. Una de las anécdotas más interesantes se remontan a que debido a la gran cantidad de madera para el encofrado que se necesitaba para el proyecto y el material solicitado no dio a basto, se tuvieron que fabricar unos paneles de metal y dando como resultado en el desencofrado una textura que abrió “una puerta mágica para la moderna arquitectura,” en palabras de Le Corbusier y revela “el accesible esplendor de concreto reforzado”.

Crédito: Flickr – Aleksandr Zykov.
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